El problema no es el huevo, sino el uso indebido del pensamiento lógico. O la reivindicación de un gran alimento


La secuencia lógica parece sólida e irrebatible:

Premisas:

– El colesterol elevado en la sangre se asocia a un aumento de riesgo de padecer enfermedad cardiovascular.

– El huevo es muy rico en colesterol.

– Conclusión: el huevo es nocivo para la salud cardiovascular.

– Consecuencia: mejor recomendar a los pacientes limitar o evitar el consumo de huevos.

Considerando la cantidad de colesterol que contiene, el huevo parece peligrosísimo: 1,7 veces más que la manteca, 4,4 veces más que la carne de ternera y entre 3,5 y 8 veces más que los quesos. Es el más malo entre los malos.

Pero, ¿hay pruebas de que el huevo sea nutricionalmente malo en algún sentido? Pero cómo, si la lógica parece buena, ¿qué tipo de pruebas se necesitarían? En principio dos, muy pero muy básicas: saber si el consumo de huevo aumenta la concentración de colesterol en la sangre, y más importante aún, saber si el consumo de huevo efectivamente aumenta el riesgo de padecer enfermedad cardiovascular. Hasta no hace mucho, estas incógnitas no habían sido reveladas. Aunque parezca increíble, los médicos hemos estado décadas aconsejando dejar el huevo sin tener ninguna prueba sólida que fundamente la recomendación.

Una revisión publicada en el British Medical Journal evaluó 17 trabajos de investigación que estudiaron prospectivamente la relación entre el consumo de huevo con el infarto de miocardio y el accidente cerebro-vascular. La conclusión es como mínimo sorprendente: “Un mayor consumo de huevo (hasta uno por día) no está asociado a un aumento de riesgo de tener infarto de miocardio o accidente cerebro-vascular.” Además el consumo de huevo se asocia a una disminución de 25% de riesgo de tener un accidente cerebro-vascular de tipo hemorrágico. De acuerdo a los investigadores, una excepción podría ser la de los pacientes diabéticos, quienes sí podrían verse afectados con un aumento del riesgo cardiovascular por el consumo de huevo, aunque para estar seguros de esto haría falta más investigación.

En resumen, y casi con vergüenza, los médicos hemos sugerido erróneamente a la gente durante décadas privarse de un alimento de enorme valor nutricional (piénsese que de un huevo nace un pollito completo) y de exquisito sabor.

Referencias:

  1. Rong Y, Chen L, Zhu T, Song Y, Yu M, Shan Z, et al. Egg consumption and risk of coronary heart disease and stroke: dose-response meta-analysis of prospective cohort studies. BMJ. 2013;346:e8539. http://www.bmj.com/content/346/bmj.e8539

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