Un motivo de consulta frecuente a los médicos homeópatas es el asma bronquial, tanto en niños como en adultos.

Algunos de estos pacientes recurren a la homeopatía como primera opción pero otros, probablemente la mayoría, consultan cuando el tratamiento convencional no fue lo suficientemente efectivo o cuando se han cansado de utilizar fármacos (corticoides, broncodilatadores, montelukast, etc.) durante años y no terminan de controlar el problema.

Hay pacientes que temen que si van a un médico homeópata, éste les retirará drásticamente su medicación de base para implantarles un tratamiento 100% homeopático.

La experiencia indica que esto no solo es desaconsejable por los posibles riesgos que trae discontinuar súbitamente un grupo de medicamentos, sino que tampoco es necesario. Muchos asmáticos mejoran su capacidad y estabilidad respiratoria al comenzar un tratamiento homeopático que se administra en simultáneo con el tratamiento convencional.

Con el tiempo, estando el paciente estable y libre de crisis durante un período prudencial, se pueden hacer intentos paulatinos de reducción de fármacos convencionales con la finalidad, de ser posible, de que no necesite de ninguno.

Un artículo publicado en agosto de 2018 en una revista científica describe cómo los pacientes que tienen asma y usan remedios convencionales se ven beneficiados cuando suman al mismo un tratamiento homeopático individualizado. Es decir, indicado según las características individuales de la persona que tiene asma y sus síntomas particulares. (1)

Esta investigación fue hecha bajo estrictas normas científicas de investigación. Cumple con los requisitos de ser a doble ciego, randomizado, contra un grupo control con placebo, etc. Aunque no es el objetivo de esta nota revisar qué significa cada uno de estos puntos, es importante saber que esto le da calidad y confiabilidad a los resultados obtenidos.

Se analizó la evolución de 140 adultos con diagnóstico de asma bronquial. En forma randomizada (al azar) se dividieron en dos grupos de 70 personas. Uno recibió tratamiento convencional y aparte un placebo. El otro recibió tratamiento convencional más tratamiento homeopático individualizado.  El trabajo se desarrolló durante 3.5 años.

Como objetivo principal de evaluación a los pacientes se les realizaron las siguientes pruebas y mediciones en sangre: espirometría, porcentaje de eosinófilos y valor de inmunoglobulina E.

También se midió, como objetivo secundario, la severidad de los síntomas, el número de ataques sufridos y la interferencia del sueño debido a las crisis.
En cada paciente todo lo anterior se evaluó en el momento de comenzar el tratamiento y nuevamente a los 3 y 6 meses.

En este estudio tanto los resultados de los objetivos primarios como los secundarios fueron estadística y clínicamente superiores a favor del grupo que usó homeopatía junto al tratamiento convencional. Es decir, les fue mejor a los pacientes que sumaron homeopatía a su tratamiento convencional de base.

Hay que valorar que el objetivo principal del estudio (evaluar espirometría, % de eosinófilos y valor de Ig. E en sangre) arroja resultados que son objetivos y no dan lugar a distintas interpretaciones. También que los resultados secundarios (severidad de los síntomas, frecuencia, etc.) se evaluaron con métodos previamente validados para estudios con este tipo de pacientes.

(1) https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S2212958817301015

Nota escrita por Juan Ignacio Eizayaga y publicada en el site del Departamento de Homeopatía de la Universidad Maimónides. Siga el enlace para leerla.

Todos queremos estar sanos y vivir en forma saludable previniendo enfermedades. Para eso podemos tomar decisiones importantes, entre las cuales están seguir una dieta sana, realizar actividad física, mantener un peso adecuado y no fumar. También existe otra forma de hacer prevención efectuando determinados estudios de imágenes o realizando análisis de sangre, a los que podemos acudir por indicación de nuestro médico.

La finalidad primordial y fundamental de cualquier estudio preventivo que se realice en personas que son en principio sanas, es que el mismo sirva para detectar enfermedades que puedan tratarse efectivamente. Y que esto modifique en forma positiva la salud y la vida del paciente. En todos los casos, estos estudios tienen que ser lo suficientemente seguros para que los riesgos de realizarlos sean mucho menores a los riesgos de no realizarlos. Es decir, los estudios tienen que generar más beneficios que problemas.

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